¿Cómo llevar los valores humanos a la Inteligencia Artificial?

Foto de NEOM en Unsplash

Escrito por Arturo Salazar

En marzo de 2023, el lanzamiento de GPT-4 por OpenAI marcó un hito en la evolución de la inteligencia artificial, no solo por sus mejoras en precisión, capacidad de razonamiento y puntuaciones en pruebas sobre sus predecesores, sino por su enfoque en una característica hasta ahora poco destacada en productos de IA: la alineación con los valores humanos. Este enfoque resalta la importancia de incorporar principios éticos en el desarrollo de la tecnología, una visión que se remonta a las ideas de Norbert Wiener, padre de la cibernética, quien ya en 1960 advertía sobre la necesidad de que las herramientas automatizadas reflejen los valores de sus creadores.

Hoy, más de medio siglo después, esta visión se materializa en productos que van desde coches autónomos hasta robots compañeros para ancianos, todos diseñados no solo para ser eficientes y efectivos, sino para ser seguros, justos y beneficiosos según los valores humanos. Este cambio hacia la alineación de valores no solo es una necesidad regulatoria sino un diferenciador en el mercado, planteando desafíos y oportunidades para las empresas en la era de la IA.

Para enfrentar estos retos, las organizaciones deben seguir una serie de pasos críticos, empezando por definir claramente los valores que guiarán sus productos, lo que implica considerar una amplia gama de stakeholders y culturas. Este proceso puede basarse en principios éticos establecidos o en un conjunto de valores propios, desarrollados a través de consultas inclusivas y métodos que minimicen los sesgos, como el "velo de ignorancia" propuesto por John Rawls.

Una vez establecidos estos valores, deben integrarse en el desarrollo y programación de la IA, aplicando prácticas como la privacidad y seguridad por diseño y estableciendo líneas rojas que la IA no debe cruzar. Además, es fundamental evaluar constantemente los compromisos entre valores opuestos, como privacidad frente a seguridad, y adaptar los productos a las expectativas de diferentes mercados y culturas.

Las empresas también deben estar preparadas para sorpresas, ya que la IA, al igual que cualquier tecnología avanzada, puede comportarse de maneras inesperadas una vez lanzada al mercado. Esto requiere establecer procesos robustos para detectar y mitigar comportamientos dañinos o no deseados, así como fomentar un diálogo continuo con los usuarios para asegurar que la IA permanezca alineada con los valores humanos a lo largo del tiempo.

En resumen, la alineación de la IA con los valores humanos representa no solo un imperativo ético sino una oportunidad estratégica. Las empresas que se adelanten en abordar estos desafíos no solo ganarán una ventaja competitiva, sino que contribuirán a un futuro en el que la tecnología avanza en armonía con los principios fundamentales de la sociedad. En este nuevo panorama, la responsabilidad y la innovación deben ir de la mano, asegurando que las maravillas de la IA se desarrollen y utilicen de manera que enriquezcan, y no comprometan, nuestra humanidad compartida.

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Sobre el autor

Arturo es CEO y Cofundador de STRTGY, contáctalo a través de LinkedIn o X (antes Twitter).

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